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El teatro de la saga de los colores

  • Categoría de la entrada:Literatura / Teatro
  • Tiempo de lectura:11 minutos de lectura

Inspirados en el libro de cuentos Sucedió en colores, de Liliana Bodoc, desde 2008 Tres Gatos Locos crea un universo teatral único, fusión de la experiencia de años como artistas callejeros y el crecimiento en salas tradicionales, nunca formales. Un mundo que en la Temporada 2022 alcanzó su cuarta estación: Verdaderaverde. Después de Un cuento negro, ROJO y Ye-Lou, teatro, literatura, fantasía, juego y política volvieron al escenario de Hasta Trilce para asombrar, divertir e interpelar a públicos de todas las edades.

Por Marisa Rojas – Ph Sofía Mazzaglia

 “El origen de todo esto tiene que ver con una época de la Compañía de mucha gira, cuando viajábamos por todo el continente de manera bastante estable, prácticamente no estábamos en Argentina. Eran años de trabajo con obras para teatro callejero en México, Ecuador, Colombia. Luego, hubo un tiempo en el que yo me quedé un poco más en Buenos Aires haciendo teatro con Marcelo Savignone y concebí la idea de hacer una obra a partir del cuento de Liliana, Sucedió en colores. La primera idea fue construir una obra con los cinco colores a partir de cinco microhistorias. Hablé con Lili y ella escribió una historia en la que un ciego cuenta a los espectadores sobre el alma de los colores. Esa obra tenía cinco actos y yo comencé a ensayarla con otro grupo, no con la Compañía, pero por razones de la vida ese proyecto fue quedando stand by hasta que un día regresaron a la Argentina los otros integrantes de Tres Gatos Locos y dije: ¡Vamos a hacerla nosotros! Pero como siempre estábamos de gira decidimos hacer una obra con nuestra estética de gira que era básicamente de teatro de calle y así nació lo que luego fue Un cuento negro que estrenamos en el 2008 en el Festival Iberoamericano de Bogotáy que ya lleva más de mil funciones, en la calle, en salas, en escuelas, en espacios rarísimos. La verdad es que entonces no teníamos magnitud de lo que iba a ocurrir a partir de esa obra”, dice hoy, repasando los orígenes de la ya saga teatral de la Compañía Tres Gatos Locos, el responsable de la puesta, en ocasiones actor protagonista, a veces narrador, Galo Bodoc, uno de los hijos, además, de la escritora fallecida en 2018, autora, entre otros títulos, de La Saga de Los Confines.

¿Por qué comenzar esta narrativa teatral a partir del color, y el cuento, negro? ¿Fue una decisión que significó ya en sus orígenes pensar en toda la secuela?

GB: – Elegí ese cuento por las posibilidades estéticas que nos presentaba, es nuestra obra más “minimalista” de algún modo, pero también porque a mí, por la temática, es el que más me conmueve. Ensayamos la obra estando de viaje y durante mucho tiempo, porque siempre nuestros procesos son de mucho tiempo, nosotros tardamos mucho en construir cada obra, pasan muchos años entre una y otra. La hicimos en gira durante dos años y la presentamos en Buenos Aires dos años más tarde de su estreno, en 2010. Fue, además, nuestra primera obra de teatro más “formal”, de sala, si bien arrastra mucho de nuestra experiencia en el teatro callejero -que para nosotros fue el descubrimiento de un lenguaje que hoy seguimos aplicando, aunque más sutilmente-. Diiría que Un cuento negro es como el eslabón perdido en nuestra historia como Compañía entre el teatro callejero y el teatro de sala. Es un trabajo que nos ha dado mucha felicidad. Cuando la trajimos a la Argentina y comenzamos a presentarla me agarró la manija de seguir la historia llevando a escena los otros cuentos de los otros colores y pregunté a les compañeres sobre seguir con el color, el cuento, rojo y todos dijeron que sí y como fue un momento que coincidió con que comenzamos a establecernos más en Buenos Aires ya entonces pensamos ROJO, la obra, más compleja. ROJO es una obra absolutamente de sala. Fue también la ocasión de agrandar el grupo con la incorporación de una compañera. 

¿Cómo siguió entonces, luego de hablar de la muerte y del amor, la elección del color -y el tema- de las siguientes producciones hasta la estrenada esta temporada en Hasta Trilce? En Ye-Lou, ¿el amarillo para hablar de la ambición de poder lo impuso la realidad? ¿Algo parecido sucedió ahora con el verde que reclama atención y cuidado?

GB: – ROJO fue la posibilidad de hablar del amor un poco como contraste a la muerte de la que hablábamos en Un cuento negro, totalmente; pensando sobre todo en nuestro público de niñes y jóvenes. Y Ye-Lou, exactamente, parecía un poco accidental cuando la presentamos con lo que nos estaba pasando como país. Recuerdo que nos fuimos tropezando con una cantidad de coincidencias entre el presidente  que nos había tocado en esos años y el protagonista de nuestro cuento, un ser codicioso y muy haragán, que era como: ¡Uauh, cuánta sincronía! Eso nos dio pie para dialogar mucho con la realidad desde una mirada política, lo que para nosotros es fundamental y siempre está, lo mismo el humor; un humor político que no pretende disfrazar nada sino interpelarnos y desde su potencia hacernos reflexionar. Y ahora, en el verde encontramos la matriz de lo ambiental, de la lucha por nuestros recursos, por el cuidado del planeta, pero también el verde como bandera de la lucha feminista, dos parámetros  que han sido estructurales para la obra, más allá del cuento. Porque Liliana era hermosa, ella nos entregaba su texto y nos decía: “Hijo, destrocen mi texto”, con una libertad y un despojo hermosos y totales en relación al autor, el texto y todo eso; ella venía también del mundo del teatro y sabía que el teatro muchas veces necesita retejer el texto para adaptarlo a la necesidad de la escena.   

En este camino de lectura política y actual del cuento para transformarlo en una obra de teatro del 2022, hay una especie de cruce de roles entre el matrimonio protagonista, la campesina Escarola y el campesino Olivio…

GB: – En la campesina hay una capacidad perceptual e intuitiva súper desarrollada ya en el cuento; es ella la que escucha lo que su marido ignora y niega, es la poseedora de la verdad que puede ver un poco más allá y prever la tragedia. La campesina y el campesino son la pareja clown de la obra, ella tiene el status y la capacidad cognitiva más alta pero ambos son muy empáticos, y en esa relación encontramos un formato para la conversión final que sí es diferente del cuento porque cuando Lili lo escribió no teníamos como sociedad la conciencia evolucionada en relación al género que sí tenemos hoy y por eso decidimos invertirlo hacia el final y es una inversión que nos da mucha satisfacción.

¿Y ya estás pensando en el estreno de la quinta obra que de lugar al quinto cuento del libro y cierre así la saga?

GB: – Y ahora se impone el blanco… hay que hacerlo. En la cabeza lo tengo hace rato. En realidad el boceto escénico de cada uno está concebido en aparte hace rato, por supuesto yo como director no trabajo imponiendo ideas sino proponiendo y escuchando fundamentalmente las propuestas de los actores y las actrices porque creo que es lo más rico, cuando todes les artistas estamos realmente escribiendo lo que hacemos. Pero Blanco está en nuestro imaginario hace tiempo, quizás sea la que va al final porque es la más compleja en términos narrativos, es un mito e implica mucho despliegue visual que es la última parte, el último recurso, que nosotros hemos desarrollado como Compañía. En este caso para Verde fue fundamental el trabajo con Fernando Raíces y todo lo que hemos podido trabajar con la luz. Blanco creo que sería la cumbre en aspectos como la imagen y el impacto visual que deberían ser casi los protagonistas, por las propias características del color. Tenemos varias ideas pero supongo que va a tardar un par de años hacerlas realidad. Ahora es el tiempo de Verde… Independientes y autogestivos como somos, con todo lo que eso significa. 

Del estreno de Un cuento negro a Verdaderaverde han pasado, además de muchas funciones, 14 años, ¿qué significa este tiempo en la relación de la Compañía con el público y los cambios de época?

GB: – Nosotros siempre le hemos dado un lugar muy importante al público en el sentido que representa la instancia donde se completa el contenido que pretendemos expresar. No podemos saber realmente hasta el momento de compartir el trabajo y sentarnos juntos si eso que queremos decir cobra sentido, y lo hacemos también para cuestionarlo. Nuestras obras por esto mismo son muy mutantes. Pensamos al teatro como una materia moldeable a partir de lo que el público de alguna manera va pidiendo, no explícitamente sino con su energía, sus reacciones, su escucha. Hay situaciones que funcionaron en algún momento que luego ya no. Siempre antes de salir a escena revisamos lo que hacemos. Lo importante para nosotros es nunca subestimar al público, ser precisos y rigurosos, no conformarnos, cuestionarnos todo el tiempo. Nuestro gran propósito es hablarles a todos nuestros públicos, por eso trabajamos con distintas capas de sentidos para que todes siempre se vayan pensando algo. Ese es nuestro intento. Nos interesa ser permeables al público que crece y cambia y trae, nos propone, otros lenguajes; eso nos da sentido.  


VERDADERAVERDE

De Liliana Bodoc, por la Compañía Teatral Tres Gatos Locos
Intérpretes: Juan Manuel Gabarra, Néstor Navarría, Leticia Torres
Diseño de luces: Fernando Raíces
Diseño de sonido y Musicalización: Fernando Cerra
Diseño visual, Realización de vestuario y de objetos: Alejandro Baamonde, Cristian Cabrera
Realización de Marionetas: Blanca Vega
Operación de luces y Asistencia de dirección: Fernando Raíces
Diseño gráfico: Agustín Rolando
Producción general: Compañía Teatral Tres Gatos Locos
Puesta en escena y Dirección general: Galileo Bodoc

¡ÚLTIMAS FUNCIONES!
Sábados 12 y 19 de noviembre 16 h
Teatro Hasta Trilce | Mazza 177, Boedo, Ciudad de Buenos Aires
Entrada: $1000.- En venta en alternativateatral