En este momento estás viendo Había una vez, un bosque soñado

Había una vez, un bosque soñado

  • Categoría de la entrada:Teatro
  • Tiempo de lectura:9 minutos de lectura

Actrices y actores conviven con hadas, duendes y enamorados en el bosque shakesperiano que todos los sábados de julio, y también durante las Vacaciones de Invierno, la Compañía Criolla invita a visitar desde el escenario del Centro Cultural 25 de Mayo. Un bosque fantástico donde la comedia más divertida del Bardo habla a los chicos y las chicas de hoy. Con dirección del talentosísimo Emiliano Dionisi.

Por Marisa Rojas

Foto: Ph Festivales de Buenos Aires y Compañía Criolla

Cuatro integrantes de una compañía de teatro, acá: la Compañía Criolla, se reúnen en un bosque a ensayar una obra. Pero no se trata de un bosque cualquiera: este es un bosque shakesperiano y, como tal, está habitado por seres mágicos. Duendes y hadas que animarán a actores y a actrices -y a sus personajes- a convertir desafíos en ilusiones.

Con la potencia de los clásicos, en clave de humor y juego -mucho juego-, la Compañía que en 2009 fundó y desde entonces dirige Emiliano Dionisi invita a los chicos, chicas, grandes y grandotas del siglo XXI a vivir una aventura divertida y emocionante, como en el mejor de los sueños… Sobre cómo y por qué, conversamos con el dramaturgo, director, actor, guionista y docente que es toda una marca del buen -comprometido y emocionante- teatro.

¿Dónde y cómo comenzó este Sueño?

Sueño de una noche de verano fue una de mis lecturas de adolescente. Cuando tenía catorce, quince años una profesora nos dio para leer Romeo y Julieta pero a mí me costaba un montón y con todo lo que siempre me gustó el teatro me preocupaba no poder entrar en esa historia. Yo tengo una hermana que es un año más grande y fue ella quien entonces me ayudó, agarró el texto en mi casa y empezó a leerlo haciendo una voz distinta para cada personaje y me acuerdo que me maté de risa y con eso solo  entré como por un tubo. Empecé a devorar cuanto clásico podía. Ella sin querer me dio la puerta de entrada al teatro clásico. Y Sueño de una noche de verano la leí mucho, siempre me pareció una obra divertida y ocurrente. Me sorprendía los tres universos que se cruzan, ese enredo en distintos planos incluso narrativo. Porque la comedia de enredos siempre son los enamorados que se cruzan con el hermano perdido, hay una línea; pero acá son tres líneas de acción distintas que generan un caos de enredos cruzando las tres historias al mismo tiempo generando distintos planos oníricos. Me pareció una locura muy bella, muy hermosa, y siempre la quise hacer. Durante la pandemia, que a mucha gente le dio por escribir historias o guiones que antes no podían, yo no leí nada, yo me enojé, estaba triste, estaba emocionalmente roto. Recién cuando se empezó a abrir la posibilidad de hacer algo al aire libre y con todas las ganas que tenía de volver a juntarnos con la Compañía a trabajar dije ¿qué obra no solo puede hacerse al aire libre sino a qué obra el aire libre le vendría bien? Y apareció Sueño… Inmediatamente empecé a averiguar y conseguí el apoyo del Ministerio de Cultura de la Ciudad y de Festivales de Verano y nos ofrecieron los jardines de los Museos, entonces la escritura la hice pensando un poco en eso: quiénes éramos nosotros, qué actores éramos, y que el espacio de representación iba a ser un espacio abierto, natural, después eso se fue transformando y estuvo buenísimo descubrir que la obra se resignifica y cobra otros colores en sala. El entorno natural le da un espíritu muy mágico, pero cuando la llevamos a sala pasó que, como siempre pasa en el teatro, hay algo de la convención que aparece irremediablemente y que el público acepta de entrada. Cuando yo digo: En este, al igual que en todos los bosques shakesperianos… ya está, no necesitás los árboles ni el pasto. Y por otro lado, aunque el teatro no es solo un edificio, cuando uno está en un edificio de teatro tiene las condiciones pensadas para que la atención sea la óptima, el sonido sea bueno, podés tener más sutilezas, otras pausas, no te compite nada, se escucha todo perfecto, se ve todo bien; tenés otras herramientas narrativas que también ayudan y hacen que haya momentos que puedan lucirse mucho más. Es una obra muy bella de actuar, muy divertida, fue un pequeño regalo al aire libre y por suerte la gente la disfrutó y la disfruta mucho también ahora en una sala convencional. 

¿Cuánto hay de reescritura sobre un clásico?

Los clásicos podés destrozarlos, darlos vuelta, mover personajes, pero siempre está su trama porque lo que sucede es tan fuerte que se impone por sobre todo.  A mí en lo personal me interesa que la trama esté, después por lo general para poder jugar trabajo con muchas subtramas, para hacerlos vibrar de otra manera.  

¿Así aparece, en el caso de Sueño, la mirada sobre los deseos y las imposiciones, sobre cómo unos se manifiestan lejos de las otras?

En realidad esa es una trama que surgió después que terminé de escribir la obra, apareció en una lectura posterior, pero también me pasó algo parecido en su momento con Romeo y Julita de bolsillo, escribís una obra sobre dos profesores y terminás hablando sobre la adolescencia, por ejemplo. En el caso de Sueño el germen era escribir una obra para nosotros que somos una compañía de teatro, los protagonistas de Sueño somos los integrantes de la Compañía Criolla, nos llamamos por nuestros nombres, el humor que hay es real, está basado en rasgos verdaderos nuestros y lo que le pasa a la Compañía en escena nos pasa a nosotros, ese era, es, el primer juego. Después aparece este lugar que es un bosque fantástico donde hay como permisos por fuera de las imposiciones, amores que se cruzan, formas que mutan; me pareció hermoso descubrir eso luego de escribirla y al montarla. Sueño habla de un lugar, en este caso físico, un bosque, pero podría ser también un lugar metafórico donde se suspenden las imposiciones, donde realmente se dan rienda suelta a los deseos más ocultos.

¿Qué es lo que tiene Sueño que hace que podamos pensarla -y vivirla- como una obra para las infancias, para compartirla definitivamente en familia?

En principio la cantidad de juego. El equívoco siempre cautiva a la infancia. Porque se juega con la información que los chicos y las chicas tienen en la platea y el actor o la actriz no. Yo siempre me río porque digo que no hago teatro participativo pero es cierto que la infancia en sí misma necesita sentirse llamada a lo que está viendo y participar desde algún lado aunque no sea explícito. La idea del equívoco que está presente en los clásicos y está, claro, presente en Sueño, eso que el público sabe y los intérpretes no, lleva a una situación de anticipación de lo que va a suceder que resulta en un juego muy lúdico, la platea se ríe ante situaciones mucho antes de que terminen de concretarse porque lo hacen con la información que ya tienen. Y, luego, creo que todo tema que pueda llegar a abrir debate para mí está buenísimo. Con el tiempo también empiezo a tener conciencia de querer generar recuerdo, generar un momento para recordar cuando se crezca; por eso a veces las tramas son complejas porque los espectáculos quieren convocar a la familia entera para que la unión de quienes lo vean sea tan fuerte que pasen un momento copado que después recuerden en el futuro. 


SUEÑO
De Emiliano Dionisi
Intérpretes: Lucia Baya Casal, Julia Gárriz, Ramiro Delgado y Emiliano Dionisi
Intérpretes alternantes: Alejandro Segovia y Florencia Diez
Diseño de vestuario: Marisol Castañeda
Diseño de escenografía: Gonzalo Cordoba Estévez
Música original: Martín Rodríguez
Asistencia de dirección: Juan José Barocelli y Tomás Castiglione
Dramaturgia y dirección general: Emiliano Dionisi
Producción general: Sebastian Ezcurra, Compañía Criolla en coproducción con el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires
Sábados, 16 h – En Vacaciones de Invierno: de viernes a domingos, 16 h
CC 25 de Mayo | Av. Triunvirato 4444, Villa Urquiza, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Entradas desde $600.- En venta por alternativateatral.com