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Con el espíritu de los soñadores

  • Categoría de la entrada:Teatro / Títeres
  • Tiempo de lectura:10 minutos de lectura

A partir de un cuento de Haroldo Conti, en un cruce de lenguajes donde se dan cita la narración oral, los títeres y la música; de la mano de dos intérpretes encantadores, Flor Sartelli y Manuel de la Serna, Analía Fedra García incursiona en el universo de las infancias y propone una aventura hermosa que homenajea al escritor y a todas las almas del mundo que nunca dejan de soñar.

Por Marisa Rojas

Fue a comienzos de la primavera, cuando cambian los vientos, se lee en el inicio de “Ad Astra”, el cuento que Haroldo Conti, el escritor que nació en 1925 en Chacabuco  y que fue secuestrado el 4 de mayo de 1976, en los primeros meses de la última Dictadura Militar Argentina, dedicó a Maruca Cirigliano, “por enseñar el camino del álamo carolina”.

A mediados del otoño del 2022, poco antes de las Vacaciones de Invierno, y hasta estos días previos a la nueva primavera, el cuento de Conti se cuenta en escena, con títeres y música, en la versión de la directora Analía Fedra García donde Carolina es, además, el nombre de uno de los personajes.

Caro es la hermana de José, dos chicos de pueblo -hoy adultos- que siempre soñaron con volar. Dos almas curiosas que de la mano de Basilio Argimón, el protagonista de esta historia, se animan -e invitan- a una aventura encantadora, a pesar de los descreídos de siempre.

¿Cuándo y cómo comenzó esta aventura?

Fedra: – Con Flor hacía un montón que queríamos hacer algo juntas y en la pandemia me puse a leer, a buscar materiales, e hice una primera adaptación del cuento de Conti. La convoqué después a Flor para trabajar en la narración y en los títeres y luego se sumó Manu, así empezamos a trabajar los tres.

Flor Sartelli: – Nosotras somos muy amigas, teníamos muchas ganas de hacer algo juntas, como dice ana, y el lenguaje de los títeres para mí es habitual pero no tanto para ella entonces entre las dos nos fuimos potenciando; pensando sus ideas en relación al lenguaje de la titiritezca, la manipulación y aparte la narración. 

Manuel de la Serna: – Yo soy docente de inicial y vengo del mundo de la narración, somos amigos con Flor y siempre habíamos hablado de hacer algo juntos también así que ahora me convocó. Me dio el material, lo leí y como siempre que trabajo me gusta hacerlo con gente que quiero, fue muy fácil la convocatoria.

¿Por qué Conti? y ¿Cómo fue el proceso de trabajo para adaptar el cuento, que es literatura pura, a la escena teatral, pensando además en un obra para un público para el que ese cuento no fue escrito?

Fedra: – A mí la literatura es algo a partir de lo que me gusta trabajar porque creo que hay autores y autoras que siento deben estar todo el tiempo en circulación. Para mí traer a Conti a la escena es memoria activa, no solamente se trata de homenajear con una placa o un monumento, para mí homenaje es hacer su obra y que su obra circule. En cuanto al cuento, a mí me gustó primero la temática: un tipo que inventa una máquina de volar en un pueblo. Igual, cuando empecé a leer Conti buscando un material no había pensado en infancias, pero Ad Astra me gustó desde el primer momento para chicos, fue como un pedido del propio material. Encontré juego en la historia y por eso me parecía que podría ser para la infancia. A partir de la escena de la invasión de los chicos, Caro y José, al taller de Basilio Argimón se abre el resto de la obra. Cambié sí el final, lo transgredí porque no me parecía terminar en tragedia. Por otro lado, para mí en la pandemia se abrieron las ganas de experimentar. Yo soy, siempre fui, muy curiosa, y como docente de Dirección en la UNSAM, en la carrera de Títeres, ver a los alumnos trabajar, verlo a Ale Bracchi trabajar con los mecanismos, me hizo pensar: ¿Qué pasa si hago yo una de títeres? Así que lo primero fue salir a buscar buenos intérpretes, para que ellos también pudieran aportar. Y con Ale nos juntamos un montón para definir qué tipo de títere, qué manipulación, cómo trabajar con esta manipulación directa donde los intérpretes están en escena, no ocultos, y también son personajes y eso forma parte de todo el juego de la puesta. Él trabajó luego con flor y con Manu en muchos ensayos buscando, probando y mostrándoles posibilidades de juego. Trabajamos mucho en equipo, realmente. También con el compositor de la música, Miguel Ángel Pesce, las canciones las armamos en conjunto; en el caso de la del viento se compuso a partir de todas las veces en que esta palabra aparece en los cuentos de Conti, se armó así como un poema. La canción final sí es original y la idea de incluirla fue cerrar este homenaje a Conti desde un lugar de fiesta. En equipo también fue el trabajo con quien diseñó el vestuario y con quien estuvo a cargo de las luces. Un equipo que fue complementándose en las ideas. La búsqueda fue, en todos los casos, a partir del juego; jugar mucho y llevar eso a escena. 

Flor, Manuel ¿qué representó este trabajo, en cuanto a desafío artístico, para ustedes que tienen una trayectoria en el universo de la infancia?

Manuel: – Para mí fue un desafío interesante, primero porque yo como narrador y director soy un lobo solitario, acá era distinto: narración y títeres con dirección. Con el texto cuando lo leí por primera vez pensaba: ¿Cómo vamos a hacer esto para que nos les sea lejano a los niños y a las niñas? Y ahí dije: Me entrego, a la propuesta, a Ana. Y entonces todo lo fuimos trabajando juntos, qué parte con narración, qué parte con títeres, Ana nos fue guiando en ese camino. Y viendo lo que sucede hoy en sala, con la fascinación con la que el público sigue todo el relato, creo que está muy bien.

Flor: – Creo que desde el principio fue un gran desafío, por el cruce de lenguajes y esto de poder estar presentes nosotros también, como personajes, evocando la infancia compartida. Y con el juego muy presente, jugamos como adultos y también como niños, porque los títeres somos nosotros de niños; hay mucha mezcla y cruce y para mí eso es un gran desafío. Somos un ratito grandes, un ratito niños; narramos, manipulamos, cantamos. Tenemos mucho para desplegar, ¡la escena es un taller! Y a mí en lo personal siempre me fascinaron los talleres.

Basilio Argimón se nos presenta, con sus formas, como una especie de súper héroe, un hombre que vuela, que sueña, imagina, hace, intenta mucho más allá de lo posible, y eso nos fascina de niños, cuando todo parece posible, pero también de grandes, cuando entendemos de imposibles. ¿Qué sueños los atraviesan como intérpretes de este vuelo?

Manuel: – A mí por un lado me lleva mucho de regreso a mi infancia porque yo viví, pasé, mucho tiempo en una carpintería de Córdoba, en un pueblo donde pasábamos largas temporadas con mi familia, un lugar además donde estos personajes, estos viejos soñadores de pueblo, siempre están. Me hace evocar ese mundo, el de la radio sonando en el fondo de un taller…

Flor: – Yo si tomo distancia y miro un poquito de afuera, me veo cumpliendo un sueño que es hacer todo lo que me gusta: ser actriz, ser titiritera, cantar, contar un cuento y hacerlo con gente que quiero. Cada función es cumplir un sueño. Y transmitir eso a los niños y a las niñas, que los sueños se pueden cumplir, que está bueno soñar y que todo lleva esfuerzo y cuesta trabajo pero se puede cumpplir, está bueno. Y los títeres nos permiten mucho hacer eso, contar hasta lo imposible.


EL VUELO DE BASILIO

Basada en el cuento Ad astra de Haroldo Conti. Versión de Fedra.
*Recomendada para espectadores a partir de 4 (cuatro) años.
Intérpretes: Flor Sartelli, Manuel de la Serna 
Diseño y realización de títeres, objetos y escenografía: Alejandro Bracchi 
Diseño y realización de vestuario: Paula Molina 
Música original: Miguel Angel Pesce 
Diseño de luces: Marco Pastorino
Diseño y programación robótica: Manuel Bracchi
Fotos: Silvana Sergio/ Natalia Monserrat Rodriguez
Producción ejecutiva: Daniela Fiorentino -Casa de Títeres- 
Asistencia de dirección y producción: Christian de Miguel 
Dirección: Fedra 
*Proyecto ganador de Vida Narrada de Fundación Willams 2021
*Con el apoyo de PROTEATRO
El Método Kairós | El Salvador 4530, Palermo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires 
Funciones: Sábados 10 y 17 de septiembre a las 15 h
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