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Una invitación teatrera para crear un mundo propio

  • Categoría de la entrada:Teatro
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Fantasía, juego, libertad y respeto son las claves con las que la compañía AMICHIS cuenta la historia de un par de amigos tan iguales como distintos, entre sí, a otras y otros. Una historia sobre cómo dejar, y animarse a, ser sin preconceptos. Una celebración de la diversidad que durante todo julio se presenta las tardes de domingo en el Complejo Cultural ÍTACA, en el barrio porteño de Abasto.

Por Marisa Rojas

Epomasio y Upanella son dos amigos que, como muchos otros, crecen juntos en un pueblo llamado Entelequianía; un lugar perdido en los mapas de la memoria habitado por Upas y Epas. Ante la inminencia de un ritual que señala aquí el paso a la edad adulta, “el Upalalá”, Epomasio se encuentra con las rígidas costumbres de su pueblo. Pero afortunadamente no está solo. Junto a Upanella enfrentará el desafío de animarse a ser lo que desea ser, más allá de lo que se espera de él. Esta es la historia que se cuenta en UNIDIVERSO, el último trabajo de la Compañía AMICHIS que ya cosechó 7 Premios ATINA, incluidos galardones como Espectáculo para las infancias, Dramaturgia y Dirección.

Invitando a sacudirnos los preconceptos, con la premisa de aceptar y respetar a los otros, la Compañía dirigida por Cecilia Miserere presenta esta temporada una obra inspirada en el libro de Gabriela Mansilla “Yo nena, yo princesa”, donde la fundadora de la Asociación Civil Infancias Libres narra los primeros años de vida de su hija Luana, la niña que eligió su propio nombre.

Desde 2005 crean espectáculos para chicos, chicas y toda la familia trabajando con una poética muy propia y priorizando ofrecer al público de infancias, y también de jóvenes, propuestas no tradicionales dentro del teatro llamado “infantil”. ¿Cómo -y por qué- llegaron, esta vez, al universo de la diversidad?

Cecilia Miserere: –  Hace ya varios años, un verano Giancarlo Scrocco, que es integrante de la Compañía y también forma parte de la Asociación Civil Infancias Libres, me prestó el libro de Gabriela para que leyera en las vacaciones y yo lo leí en dos días llorando a moco tendido porque me interpeló muchísimo como mamá. Él me lo acercó sin intereses artísticos, pero como artista sentí que en AMICHIS teníamos que hacer algo con un material como ese, con una historia y un tema así; teníamos una responsabilidad. Por eso se lo compartí inmediatamente a Martín (Palladino), que además de integrante de la Compañía es mi compañero de vida. AMICHIS siempre tiene un objetivo que es el de invitar a pensar sobre los temas que nos interpelan, y la historia de esta niña que había manifestado desde muy temprana edad su deseo a mí me interpelaba incluso más allá de la identidad de género. Por eso con Martín y con Virginia (Kaufmann), que somos la usina creativa de la Compañía, nos empezamos a juntar para pensar cómo podíamos llevar a escena una historia que abordara el tema pero que lo hiciera sin contar la historia de Lulú.

¿Qué desafíos artísticos se les presentaron entonces? 

Virginia Kaufmann: – Los desafíos fueron muchos. Respecto al texto que escribimos con Ceci y con Martín la idea fue clara desde el principio: hacer una obra inspirada en ese libro pero que fuese creativa y tomara distancia de la historia real, que la obra que creáramos tuviera carácter poético, que no se nos volviera panfletaria. Trabajamos con mucho detalle en el uso del vocabulario, por ejemplo. Por suerte tuvimos el asesoramiento de Gian, fue bastante pedagógico su aporte. Pero también tuvimos que estar atentos a, por ejemplo, palabras que son propias de una temática y su uso puede ser el correcto pero si nos separan de lo poético, del juego que propone la historia, no funcionan. Porque lo primero que queríamos, que queremos, hacer es contar una historia.

CM: – Sumando a lo que dice Vir, nosotros antes todo siempre queremos invitar a un hecho artístico que inspire a seguir pensando en casa. Queremos sumar desde el arte, nuestra base es el hecho teatral. Por eso la historia está inspirada en, pero no es la historia de. Acá de lo que hablamos es de la posibilidad de ser lo que se quiere ser, más allá de la identidad de género, en todos los aspectos del querer ser en la vida. 

¿Y cómo apareció este universo de Entelequianía habitado por estos personajes con estos nombres y rituales tan particulares? Tan lúdico al tiempo que fantástico e inspirador todo…

CM: – En principio porque siempre tratamos de ubicar los espectáculos en un lugar atemporal y a-lugar, también. Y eso fue parte de la premisa: contar una historia en un lugar que no sabemos donde está, que cada uno pueda ubicar donde mejor considere. No hay un lugar ni una época tampoco. Eso a mí me gusta muchísimo porque da un montón de permisos para la creación. Me resulta muy atractivo y muy propio del mundo de las infancias, igualmente. Luego, los nombres, de ese no lugar, de los personajes, son parte del trabajo sonoro del espectáculo. A veces hablo de la partitura del espectáculo, lejos de una partitura musical porque lo nuestro no es un musical, pero sí tiene el texto una musicalidad, una sonoridad. Por eso acá también sucede que ¡se mueve un objeto mal y estamos en un problema! Objetos que, por otro parte, no se presentan como representando aquello a lo que estamos habituados porque también allí queríamos hablar de diversidad y de los diferentes imaginarios.

VK: – Los Upa y los Epa surgieron de no querer definir ellas y ellos pero poder hablar igualmente de dos mundos, no dos géneros sino dos mundos, que conviven con características muy diferentes. Y donde ambos con sus características diferentes hacen y ayudan a la comunidad de la que son parte. Una vez definidos estos universos jugando siempre con la sonoridad aparecieron el resto de los nombres.

¿Qué expectativas tienen, cada una desde sus lugares, para esta temporada?

CM: – Yo tengo mucha expectativa en que a partir del hecho teatral el público se pueda llevar a casa pensamientos para que luego cada uno pueda hurgar y crear sus propios unidiversos. Invitar desde todo punto de vista a la diversidad, para que todos podamos construir un propio universo diverso.

VK: – Mi expectativa es que vuele la imaginación de los chicos,  si llega algo de lo binario o lo no binario, más allá del género, sobre cualqueir aspecto de la vida: mejor. Nosotros mismos hemos aprendido y crecido un montón en el proceso de hacer este UNIDIVERSO. Que así como fluyen los personajes, fluya la idea de la diversidad en el público.


UNIDIVERSO
Una obra de Virginia Kaufmann, Cecilia Miserere y Martín Palladino, inspirada en el libro “Yo nena, yo princesa” de Gabriela Mansilla. Por la Compañía Amichis.
Con: Virginia Kaufmann, Martín Palladino, Giancarlo Scrocco
Dirección: Cecilia Miserere
Asistente de dirección y producción ejecutiva: Nicolás Sorrivas
Diseño de escenografía y vestuario: Analía Morales
Diseño y realización de escenografía y utilería: Javier Cancino, Giancarlo Scrocco
Realización: Agustín Addesso
Pelucas y máscaras: Lucia Lossada
Iluminación: Ricardo Sica
Coreografías: Anita Gutiérrez
Música original: Leandro Iglesias
Arreglos musicales: Felipe Bruno
Diseño Gráfico: Virginia Matrelo
Colaboración: Mateo Palladino
Fotos: Laura Casella
Funciones: Domingos 15.30 h (Hasta el 31 de julio)
ÍTACA Complejo Teatral | Humahuaca 4027, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Entradas $1.000.- En venta por alternativateatral.com